La Champions nos había puesto ante una doble cita
maravillosa. Las expectativas eran altos y con mucha razón. Los dos mejores
equipos de las mejores ligas del mundo se enfrentaban en las que aparentaban
como las dos mejores semifinales en un largo tiempo. Pero el fútbol nos
maravilla en igual medida que nos sorprende y, trascurridos los duelos de ida,
casi que nos quedamos sin eliminatorias. El Barcelona está prácticamente
afuera, a no ser que ocurra un milagro épico en la historia contemporánea del
deporte y el Real Madrid está al borde del precipicio y deberá corregir muchas
cosas si quiere tener opciones de volver a disputar una final de Champions tras
once años de espera.
El Barca fue arrollado por un camión y, por primera vez en
cinco años, su hegemonía mundial está severamente cuestionada. No porque haya
perdido y ni siquiera por que haya sido superado de esa forma, sino porque el
Bayern es un rival con las virtudes suficientes como para arrebatarle el trono.
Le falta dar el paso final: la ansiada “orejona” que le fue esquiva en las
últimas dos finales. Los dirigidos por Vilanova
no venían en un buen momento y el Bayern desnudó todas esas falencias
que fueron disimuladas por que la presencia de Messi compensa muchos de los
defectos que un equipo puede tener.
Pero Messi no había estado en más de la mitad de la
eliminatoria frente al PSG y se notó. Y tampoco estuvo ayer, a pesar de que
salió a la cancha, y sus compañeros no encontraron la manera de compensar su
bajón físico. La famosa y equivocadamente peyorativa “Messidependencia” ha
trascendido los límites que este equipo debería resistir. Ya no es cuestión de
que Messi sea el epicentro de todo, el más decisivo, sino de que jugadores campeones del mundo
(Xavi, Iniesta, Busquets, Pedro, Villa, Fábregas, Piqué) no han sido capaces de
dar la cara en momentos de apremio. No estaba Messi y ellos no pudieron o no
supieron cómo hacer. Es lógico que el Barca se resienta sin Messi, pero debe
hacer todo lo posible para disimularlo.
En las últimas horas se criticó mucho a Vilanova por
incluirlo, a pesar de no estar en condiciones. Y las críticas tienen cierta
lógica, pero sólo en condiciones normales. Es decir, con un Barca capacitado
para jugar frente a uno de los mejores 3 equipos del mundo sin el 10. Y este
equipo sin Messi no puede. Seguramente Vilanova sabía muy bien que Messi no
estaba en ópticas condiciones, pero también sabía que el equipo respondió muy
por debajo de lo esperable cuando Lionel no estuvo en cancha y trató de evitarlo.
Aunque sea con la presencia intimidatoria de Messi. No funcionó. A pesar de que
su lectura previa del partido fue correcta. 4-3-3 con la defensa más segura de
acuerdo a las bajas (Puyol, Mascherano), el histórico triángulo en el medio
(Busquets, Xavi, Iniesta), Messi flotando a la espalda de Martínez y Bastian y
dos extremos abiertos para contener a los laterales, piezas fundamentales del
rompecabezas alemán.
El problema fue, básicamente, que los jugadores no
estuvieron a la altura. Messi no se podía ir de nadie, Iniesta no asumió un rol
protagónico, Xavi jugó demasiado retrasado y no pesó, y Busquets cometió
demasiados errores. La presión en la zona media del Bayern ahogó al Barca que
no pudo atravesar esa frontera. Alexis y Pedro quedaron muy aislados y su
aporte se limitó a verle el reverso de la camiseta a sus respectivos laterales
y no al revés como debería haber sido. Robben y Ribery taparon bien a Alves y
Alba, y Javi Martínez asfixio a Iniesta cada vez que recibía, por eso el Barca
no fue no fue rápido ni profundo y sólo llegó una vez con peligro en el primer
tiempo. El Bayern no disputó la
posesión, como se podía esperar. Pero presionó con intensidad y cuando
recuperaba la pelota en tres o cuatro pases llegaba a la periferia del área con
peligro, lo que obligó al Barca a cometer demasiadas faltas. Y, por ese medio,
el conjunto alemán hizo mucho daño.
En el segundo tiempo, el 2-0 llegó muy rápido y dejó al
Barcelona al borde del nocaut. Hubo 10 minutos de pura confusión y desanimó
donde no hubo ningún tipo de respuestas. Ahí es cuando el planteo de Vilanova
se queda corto, porque su equipo estaba perdido y necesitaba un cambio. A
Fábregas para colaborar cerca de la zona de Messi, a Song para reducir el
riesgo de los contraataques. Algo. La inacción de Tito lo expone de forma
negativa. Su equipo lo necesitaba y él no tuvo visión o valentía para intentar
alguna variante.
Lo que restó fue mucho más lógico. Un Barca sin gran
capacidad de defensiva en la mitad y con la cancha inclinada hacia adelante,
dejaba muchos espacios para los velocistas del Bayern. Sin embargo, se acercó
con peligro durante un rato, merodeó el gol, pero la última movida de Heynckes
fue ganadora y enterró cualquiera atisbo de reacción. Taponó el centro del campo
con Luis Gustavo y liberó a Muller para haga más daño. El resultado fue
perfecto: el Barca ya no generó más peligro, al margen de alguna pelota parada
aislada y el Bayern fue un vendaval de llegadas. Resultado lógico y justo.